Como bien sabes, uno de los factores más determinantes para el éxito de un tratamiento de endodoncia es la erradicación de todos los microorganismos del sistema de conductos radiculares, es decir la irrigación endodóntica. Este procedimiento es fundamental para la limpieza de los conductos y se realiza mediante el empleo de agentes químicos aislados y combinados. En este artículo desarrollaremos una revisión en detalle de los irrigantes endodónticos más comunes que se aplican en el conducto radicular con sus pros y sus contras, intentando encontrar el agente químico que mejor se adapte a cada uno de tus casos. ¿Comenzamos?
Características que deben cumplir las soluciones irrigantes de endodoncia
- Baja toxicidad, no debe ser tóxico para los tejidos perirradiculares.
- Bactericida y bacteriostático, efectivo también contra hongos y esporas.
- Baja tensión superficial para penetrar en el sistema de conductos radiculares.
- Lubricante, debe reducir la fricción durante la instrumentación.
- Acción de enjuague.
- Disolución del material orgánico como el colágeno de la dentina, el tejido pulpar y la biopelícula.
- Disolución de tejido inorgánico (dentina).
- Ser fácil de aplicar.
- Que su coste no sea demasiado elevado.
La irrigación en endodoncia es de gran importancia tanto en su técnica como en las soluciones que utiliza para remover restos pulpares vitales o necróticos, microorganismos y otros restos de la instrumentación. Tanto si realizas instrumentación manual como mecanizada, ninguna por si sola consigue la limpieza del canal radicular y mucho menos en las áreas críticas como el extremo apical de los canales curvos, por lo cual la instrumentación y la irrigación van unidas de forma inseparable. ¡Vamos a entrar en contexto!
La pulpa y la dentina son originalmente estériles gracias a la protección que le confiere un recubrimiento de esmalte y cemento. Cuando esta protección se pierde en situaciones como caries, fracturas, fisuras o bien no existe de forma natural, el complejo dentino-pulpar queda expuesto al medio oral en donde existen una gran cantidad de microorganismos que pueden contaminarle, estos ingresan a través de los túbulos dentinarios, ya sea por la existencia de una enfermedad periodontal, por anacoresis o por una exposición pulpar directa.
Entre las vías de entrada más directas de los microorganismos al espacio pulpar están la caries dental y la enfermedad periodontal. Si estos microorganismos persisten en el canal radicular sin duda llevarán al fracaso del tratamiento endodóntico. De igual manera, una obturación mal realizada acumulará exudados inflamatorios que proceden de la región periapical generando un ambiente propicio para el crecimiento y proliferación de los microorganismos.
Dicho esto, es importante considerar que cualquier lesión de la pulpa puede desencadenar una respuesta inflamatoria siendo los microorganismos su principal agente etiológico, aunque los irritantes sean físicos, térmicos o químicos. Ahora que ya hemos recordado las bases, pasemos a hablar de la irrigación del conducto radicular.
Eficacia de la irrigación del conducto radicular
¿Cómo lograr una irrigación endodóntica eficaz?
- La aguja/punta debe poder penetrar en el conducto con cierta profundidad. Echa un vistaso a estas puntas estériles de Irrigación VDW Zipperer que te pueden ser de gran utilidad.
- El diámetro de la aguja/punta, tanto interno como externo, no debe ser demasiado grande.
- Lógicamente es más sencillo irrigar conductos de diámetro grande que de diámetro pequeño.
- La presión en la aplicación de la solución irrigante influye, las agujas más estrechas requieren más presión y el irrigante alcanza mayor velocidad siendo más eficiente.
- El irrigante no debe ser viscoso.
Soluciones irrigantes en endodoncia
Entre las soluciones irrigantes más utilizadas en los tratamientos de endodoncia podemos encontrar las siguientes:
- Hipoclorito sódico
- Clorhexidina
- MTAD y Tetraclean
- Ácido etilendiaminotetraacético (EDTA)
- Peróxido de hidrógeno
- Yoduro de potasio yodado
Hipoclorito de sodio (NaOCl)
¿Qué mejor que empezar por un clásico? El hipoclorito de sodio tiene su origen en Francia sobre el año 1789 y se conocía como “eau de Javelle” en referencia a la ciudad francesa desde donde surge. En aquellos años se obtenía de forma muy poco eficaz por lo cual fue necesario idear otros métodos de producción. Originalmente se utilizaba como irrigador de heridas durante la Primera Guerra Mundial y más adelante se introdujo su uso en endodoncia.
¿Y por qué es un clásico? Sencillamente porque es la solución irrigante más utilizada por su excelente efecto antibacteriano, su capacidad de disolver tejido necrótico y tejido pulpar vital, además de los componentes orgánicos de la dentina y biopelículas.
El hipoclorito de sodio suele usarse en concentraciones variables que van entre el 0,5 y el 6%. Las concentraciones inferiores, por ejemplo 0,5 ó 1% son capaces de disolver tejido necrótico y a mayor concentración se aumenta esta capacidad de disolución, solo que además de tejidos necróticos, disuelve también tejidos vivos ¡Y esto no siempre es tan buena idea!
Algunos autores recomiendan el uso de hipoclorito de sodio en conjunto con sustancias desmineralizantes, ya que por sí solo proporciona una mínima eliminación de dentina. Este desmineralizante ayudaría a eliminar de la superficie del conducto radicular el barro dentinario que se forma después de la instrumentación, por lo tanto, su uso conjunto limpia mejor las áreas más difíciles de alcanzar, entre ellas los túbulos dentinarios y los túbulos laterales.
Existe en la literatura muy pocos casos de reacciones alérgicas al hipoclorito de sodio, después de todo, es sodio y cloro, que son elementos que están siempre presentes en nuestra fisiología, sin embargo, en muy contadas ocasiones podrían producirse hipersensibilidades o dermatitis por contacto. ¿Qué hacemos en este caso? No lo usamos y tampoco usamos clorhexidina, sino que buscamos como alternativa otro irrigante de alta eficacia antimicrobiana, como podría ser el yoduro de potasio yodado. Por supuesto no deberíamos usar sólo agua o alcohol ya que estos no son eficaces ni mucho menos disuelven tejidos vitales ni necróticos.
¿Cómo podemos hacer que el hipoclorito de sodio sea todavía más eficaz en el sistema de conductos radiculares? Aunque aún no hay estudios clínicos que respalden este hecho, se piensa que aumentar la temperatura de una solución de hipoclorito de sodio a baja concentración podría mejorar su capacidad de disolución tisular inmediata y eliminar restos orgánicos de dentina más eficazmente. Un estudio de los autores Sirtes G., Waltimo T., Schaetzle M., Zehnder M. corrobora que el hipoclorito de sodio calentado mejora sus propiedades antimicrobianas. Pero ¿Calentar el hipoclorito aumenta la toxicidad sistémica? En absoluto, es preferible utilizar una solución de hipoclorito de sodio de baja concentración calentada a otra de más alta concentración.
En cuanto al tiempo de acción del hipoclorito, algunos autores señalan que a una concentración de 5,25% y tiempo de exposición de 5 minutos, tiene la capacidad de remover la biopelícula. Es importante conocer el hecho de que el cloro, al ser responsable de la capacidad antibacteriana y de disolución, es inestable y se disuelve en los primeros dos minutos, por eso es importante reponer continuamente el irrigante.
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Hipoclorito de Sodio 5.25% Vidu
- Solución al 5,25%.
- Tiempo de actuación de 3 a 5 minutos.
- Bote contiene 250 ml.
- Huella de plástico 0, el equivalente al plástico del bote se recoge del Mar Mediterráneo.
Clorhexidina (CHX)
La clorhexidina también podríamos considerarla un clásico, aunque de desarrollo bastante más reciente que el hipoclorito, Se empezó a utilizar en Reino Unido en el año 1953 como antiséptico, desinfectante, tratamiento de infecciones de la piel, ojos y garganta. Se trata de un antimicrobiano de amplio espectro que tiene su efectividad probada ante bacterias gram- y gram+ y no solo tiene aplicación como irrigante endodóntico, sino que además se utiliza en la terapia periodontal, en implantología y cariología para el control de la placa dental, pues su mecanismo de acción hace que se adhiera a las áreas de la membrana celular con carga negativa y provoque la lisis celular.
Según la concentración en la cual se emplee la clorhexidina sus efectos pueden ser bacteriostáticos o bactericidas.
Clorhexidina en alta concentración > Efecto bactericida
Tiene el poder de dañar la membrana celular actuando como detergente y causando la precipitación del citoplasma.
Clorhexidina en baja concentración > Efecto bacteriostático
Causa el vertido de sustancias como potasio y fósforo que tienen bajo peso molecular, pero no daña la célula irreversiblemente. También es capaz de alterar el metabolismo de las bacterias impidiendo el transporte del sistema de fosfotransferasa del azúcar (PTS) e inhibiendo la producción de ácido en el caso de algunas bacterias.
La clorhexidina también tiene una propiedad muy interesante que es la sustantividad antimicrobiana, es decir, se une a la dentina manteniendo una actividad antimicrobiana sostenida, por lo tanto, utilizada como medicamento intraconducto/irrigante tiene la capacidad de retrasar la recontaminación coronal del sistema de conductos. Es ideal especialmente en el caso de retratamiento endodóntico.
La clorhexidina en utilizada como irrigante endodóntico, tanto en líquido como en gel, tiene diferentes propiedades antibacterianas dependiendo de su concentración, estas propiedades comparativamente frente al hipoclorito no tienen grandes diferencias, sin embargo, la clorhexidina no es capaz de disolver los tejidos y por tanto el hipoclorito de sodio sigue siendo una mejor opción.
En algunas ocasiones se sugiere un protocolo de irrigación con el cual se deben tener ciertas precauciones por las interacciones químicas que se puedan generar:
- Irrigar con hipoclorito de sodio para disolver los componentes orgánicos.
- Irrigar con EDTA para eliminar el barro dentinario.
- Irrigar con clorhexidina para aumentar el espectro antimicrobiano de actividad y añadir sustantividad.
Al mezclar hipoclorito de sodio con clorhexidina se produce una reacción ácido-base que forma un precipitado insoluble neutro que se piensa puede interferir en el correcto sellado apical, además se produce un cambio de color. Por otro lado, la mezcla de clorhexidina y EDTA forma una sal. Por lo cual, lo más aconsejable es secar lo mejor posible con puntas de papel antes de la irrigación final con clorhexidina.
Una precaución a considerar es que la clorhexidina si puede provocar una reacción alérgica en aproximadamente el 2% de los pacientes, aunque este dato considera la clorhexidina usada sobre la piel y no en un conducto radicular.
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MTAD y Tetraclean
Estos irrigantes están basados en una mezcla de antibióticos, ácido cítrico y detergente. En el caso del MTAD se trata de una solución irrigante que tiene la capacidad de eliminar el barro dentinario y además desinfectar el sistema de conductos. Por otro lado, el Tetraclean, similar al MTAD, que solo difiere en la concentración del antibiótico doxiciclina (150 mg/5ml en el caso de MTAD y 50 mg/5ml en el caso de Tetraclean) y en el tipo de detergente.
Ácido etilendiaminotetraacético (EDTA)
En el año 1935 el químico austríaco Ferdinand Munz sintetizó por primera vez el ácido etilendiaminotetraacético, afortunadamente más conocido como EDTA, que tiene la capacidad de quelar y eliminar la porción mineralizada del barro dentinario, por lo cual se utiliza con frecuencia como una solución irrigante en endodoncia. El EDTA tiene múltiples aplicaciones en diversas industrias por su capacidad de secuestrar iones metálicos, es decir es un agente quelante.
El mecanismo de acción del EDTA es la extracción de las proteínas de la superficie de las bacterias al combinarse con los iones metálicos de su cubierta celular, causando su muerte.
El EDTA suele usarse en combinación con otros irrigantes endodónticos, por ejemplo, hipoclorito de sodio, ya que por sí solo no es capaz de eliminar eficazmente los componentes orgánicos del barro dentinario. Este irrigante suele usarse en concentración de 17% y tiene la capacidad de eliminar el barro dentinario cuando está en contacto directo con la pared del conducto radicular durante menos de 1 minuto, tiene el poder de descalcificar hasta 50 μm, es decir, es autolimitado y esto es suficiente para la apertura de un conducto ocluido fino.
Imagen: Se observa el tercio apical después de la irrigación con EDTA al 17% y NaOCL al 2,5% donde se aprecia una eliminación completa de la capa de barro dentinario con túbulos dentinarios patentes con grietas y destrucción de la dentina intertubular. Imagen A x1000 e imagen B x4000.
Fuente: A Newly Prepared Solution for the Removal of the Smear Layer - Scientific Figure on ResearchGate.
Respecto a las interacciones que pudieran presentarse con otros irrigantes como el hipoclorito de sodio, se concluye que ambos irrigantes deben usarse por separado, ya que el EDTA hace que el hipoclorito de sodio pierda su capacidad que tiene de disolver los tejidos.
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Peróxido de hidrógeno y yoduro de potasio yodado
Además, existen otros irrigantes endodónticos quizá menos comunes como el peróxido de hidrógeno en concentraciones de entre 3 y 5% que actúa frente a bacterias, virus y levaduras. Por otro lado, el yoduro de potasio yodado (IKI) se utiliza como desinfectante en endodoncia gracias a sus estupendas propiedades antibacterianas y mínima toxicidad. Tanto el peróxido de hidrógeno como el yoduro de potasio yodado tienen algunos inconvenientes que es bueno tener en consideración al momento de realizar la elección, el primero, H2O2, cuando se utiliza con hipoclorito de sodio reacciona formando burbujas por el oxígeno que se libera en la reacción química de los dos líquidos. El segundo, IKI, puede provocar reacciones alérgicas severas y además provoca una tinción en la dentina.
En conclusión y ahora que conocemos los irrigantes de endodoncia más comunes, es probable que estés de acuerdo en que el hipoclorito de sodio parece ser la solución irrigante ideal, ya que tiene la capacidad exclusiva de disolver los componentes orgánicos del barro dentinario y además el tejido necrótico. Por si fuera poco, es capaz de destruir los patógenos endodónticos sésiles de las biopelículas y en los túbulos dentinarios de forma al menos equiparable a la clorhexidina. Su argumento en contra es sin duda la citotoxicidad cuando entra en contacto con los tejidos blandos y aunque los efectos adversos que puede provocar no son muy frecuentes, la extrusión de hipoclorito al periápice o la inyección accidental producen síntomas graves que justifican el seguimiento rígido de un protocolo preventivo y un protocolo de actuación en caso de accidentes.
Por último, no podemos dejar de recomendarte lo que podríamos llamar un “gadget endodóntico” que te ayudará a potenciar de manera segura los irrigantes que utilices en los conductos radiculares.
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Hasta aquí llega nuestro artículo de hoy sobre las soluciones irrigantes utilizadas frecuentemente en endodoncia. Recuerda que en Dentaltix contamos con una gran variedad de irrigantes y agujas de irrigación que te ayudarán a lograr el éxito en tus tratamientos endodónticos. Si quieres estar siempre informado sobre la actualidad del sector dental, te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales y a ponerte en contacto con nosotros en caso de cualquier duda o comentario. ¡Hasta la próxima!